sábado, 10 de abril de 2010

El estatuto de la mujer musulmana en la nación islámica

[1] El estatuto de la mujer musulmana en el Islam es muy noble y muy elevado y su efecto es muy grande en la vida de cada musulmán. En efecto la mujer musulmana es la primera educadora en la construcción de una sociedad justa, cuando sigue la guía del Libro de Allah –alabado y ensalzado sea- y la Sunna del Mensajero –la paz y las bendiciones de Allah sean con el-. Dado que la adhesión al Corán y a la Sunna alejan al musulmán [hombre o mujer] del extravío donde quiera que esté. El extravío del que sufren las diversas naciones solo viene de por haberse distanciado del camino de Allah –alabado y ensalzado sea- y de lo que predicaron los Profetas –la paz sea con ellos-. El Profeta –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- dijo:
“Os dejo dos cosas, con las que no os desviareis si os apegáis a ellas, el Libro de Allah y mi Sunna”. [2]
La gran importancia del papel de la mujer musulmana [como mujer, como hermana, como hija y sus derechos y deberes] fueron explicados en el Corán y detallados en la Sunna autentica.El secreto de su importancia se encuentra en la enorme carga y en la responsabilidad que le es indicada a ella y que debe asumir [responsabilidades y dificultades de las cuales algunas no pueden ser soportadas por un hombre]. Porque forma parte de las obligaciones más importantes, como el mostrar la gratitud a la madre, ser bondadosa y mantener buena relación con ella. Y al respecto, se le da la prelación a la mujer sobre el marido.
“Hemos ordenado al hombre [la beneficencia con] sus padre y su madre; su madre le llevó en el vientre [sufriendo por él] pena tras pena y le destetó a los dos años: Se agradecido Conmigo y con tus padres. Retornando a mí, será el destino.” (31:14)
“Hemos ordenado al hombre que sea bondadoso con su padre y con su madre. Su madre le llevó [en el vientre] con molestia y con molestia le dio a luz. El embarazo y la lactancia duran treinta meses.” (46:15)
Un hombre se dirigió al Mensajero de Allah –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- y le dijo: “¡Oh Mensajero de Allah! ¿Quién de entre las personas merece más que mantenga buena relación con ella?
El –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- dijo: “Tu madre”.
El hombre le preguntó: “¿Y quién viene después?”.
El –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- dijo: “Tu madre”.
Entonces, el hombre pregunto de nuevo: “¿Y quién viene después?”.
El –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- dijo: “Tu madre”.
Luego el hombre volvió a preguntar: “¿Y quién viene después?”.
Entonces el –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- dijo: “Tu padre”. [3]
Por ello con la madre se es tres veces más bondadoso y se tiene tres veces mejor comportamiento que con el padre.
En lo que concierne a la esposa, su estatuto y su efecto en el sosiego del alma y su serenidad fueron claramente mostradas en esta noble aleya, en Su Palabra –alabado y ensalzado sea-:
“Y entre sus signos está el haber creado esposas de vosotros [mismos], para que estéis con ellas y viváis en sosiego [entre vosotros] con cariño [mawadda] y bondad [rahma]. En ello hay pruebas para la gente que reflexiona”. (30:21)
Al-Hafid Ibn Kathir (fallecido en el año 774 de la Hégira) dijo en la explicación de los términos muwadda y rahma, contenidos en la susodicha aleya:
“Al-Mawadda [مَّوَدَّةً] significa el amor y el afecto y Ar-Rahma [رَحْمَةً] significa la compasión y la piedad. Un hombre a causa de su amor por una mujer la toma, en compasión y en piedad, dándole un hijo… [4]
Y la posición única de la mujer del Profeta –la paz y las bendiciones de Allah sean con el-, Khadija –que Allah este complacido con ella- que adoptó, tuvo un efecto enorme en la calma y en la seguridad del Mensajero de Allah –la paz y las bendiciones de Allah sean con el-, cuando el ángel Jibril –la paz sea con el- fue por primera vez a la caverna de Hira. Cuando el Profeta –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- se dirigió hacia Khadija –que Allah este complacido con ella- con la primera revelación y su corazón latía muy fuerte y temblaba, él –la paz y las bendiciones de Allah sean con el- le dijo: “¡Cúbreme! ¡Cúbreme!”.
Ella le cubrió hasta que su temor desapareciera, después de haberle contado todo lo que sucedió a Khadija –que Allah este complacido con ella- le dijo: “Temo que me suceda alguna cosa”.
Entonces ella le dijo –que Allah este complacido con ella-: “¡Jamás! ¡Por Allah! Allah no te deshonorará nunca. Tu mantienes los lazos de parentesco, ayudas al pobre y al huérfano, sirves generosamente a tus huéspedes y ayudas a los que fueron afligidos por un desastre”. [5]
Y no olvidéis ‘Aisha –que Allah este complacido con ella- y su gran efecto. Hasta el punto de que los mismos grandes Sahaba aprendían de ella la ciencia del hadith y muchas Sahabiyat aprendieron de ella las diversas reglas que relacionan las cuestiones de las mujeres.
Y no tengo ninguna duda en que mi madre –que Allah le tenga misericordia- tuvo un gran efecto en mi, animándome a estudiar; y por haberme ayudado [a aprender]. Que Allah aumente enormemente su recompensa con la mejor de las recompensas por lo que hizo por mí.
Y tampoco no hay ninguna duda, en que la casa donde hay bondad, dulzura, amor y cuidado con la educación islámica correcta [tarbiya] afectará enormemente al hombre. Por lo que será [si Allah quiere] coronado con el éxito en sus asuntos y en toda cosa, como en la búsqueda de conocimiento, en el comercio, en el trabajo etc. Es a Allah al Único al que pido que nos conceda el éxito y que nos guíe a todos hacia lo que Él ama y le complace. Que la paz y las bendiciones sean con nuestro Profeta Muhammad, su familia, sus compañeros y discípulos.
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Notas
[1] Este articulo es una respuesta a una pregunta particular acerca de la posición y el estatuto de la mujer musulmana y fue extraido de Majmu’ Al-Fatawa wa Maqatil Mutanawi’a (3/348-350)[2] Hassan: Relatado por Malik en Al-Muwatta (2/899) y Al-Hakim (1/93), según Ibn ‘Abbas –que Allah este complacido con el-. Fue autentificado por Shaikh Al-Albani en As-Sahiha (nº 1871)
[3] Narrado por Al-Bukhari (nº 5971) y Muslim (7/2), según Abu Huraira.[4] Tafsir Qur’anil Adim (3/439) de Al-Hafid Ibn Kathir[5] Narrado por Al-Bukhari (1/22) y Muslim (1/139), en la larga narración de Aisha.
Traducido por Ummu Darda Al Andalusiya